Lo primero que aprendió Pupu fue a sentarse. Lo segundo, dar una patita y más tarde la otra. Sin embargo, lo que nos sorprendió meses más tarde, es ver que le encanta caminar a dos patas… ¡Sí, sí! ¡A dos patas! No hay un solo día que no le dé por caminar así, para intentar llamar la atención o que le den algo de comida. Además, es muy domable, se deja vestir y con esos ojos tan grandes, siempre mira a cámara.