Es un perro muy bueno, nunca ladra, ni gruñe. Sabe sentarse desde la primera semana que llegó a casa y dar las dos patitas. Choca la mano, se tumba, hace la croqueta, obedece al ‘quieto’, se pone de pie, puedes ponerle snaks en las patas cuando se tumba y no se los come hasta que le dices ‘ahora’. También da besos cuando se lo pides y se lleva genial con todos los animales.